La represión no equivale a la no realización de un deseo percibido, sino a su falta de percepción.
No habrá que entender, como suele hacerse en el lenguaje cotidiano, la no satisfacción de un deseo percibido (que ya es consciente si uno se da cuenta de él, aunque luego no lo satisfaga por otras consideraciones -morales, por ejemplo-), sino el no percibir algo que se desea, que es muy distinto. A Freud se le atribuye a menudo la peregrina idea de que todo deseo no satisfecho provoca neurosis, cuando para él, como insistió desde muy pronto, "la educación requiere displacer".
Introducción a El malestar en la cultura
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