29 septiembre, 2013

Prólogo a la traducción china de Evolution, Ethics and Other Essays, de T.H. Huxley.

La traducción comporta tres dificultades: la de ser fiel (xin) al texto original, la de ser comprensible (da) para el lector, y la de estar redactada en los términos retóricos más adecuados (ya). Lograr la fidelidad es ya, de por sí, bastante difícil; pero una traducción fiel que no sea comprensible no es tal traducción, pues carece del requisito imprescindible de la comprensibilidad.

Desde que China ha abierto sus puertas al exterior, afloran por todas partes personas dotadas de talento para la traducción; pero si leemos sus traducciones, comprobamos que son pocas las fieles y comprensibles al mismo tiempo. El mal radica, posiblemente, en la lectura superficial del original, en su interpretación sesgada y en la falta de análisis. [...] Para lograr una traducción completa, el traductor debe comenzar a traducir una vez que haya logrado fundir en su alma el espíritu y la razón natural del original.

[...] El Libro de los Cambios dice: "el varón virtuoso cultiva sus palabras en el cimiento de la verdad". Confucio dice: "La palabra sólo sirve para ser entendida". Y añade: "La palabra sin ornamento retórico no llega lejos". Las tres máximas deben ser guía de toda composición y también norma de toda traducción. Para que la palabra llegue lejos, el traductor no debe limitarse a la fidelidad y la comprensibilidad: también debe buscar la retoricidad.

Yan  Fu
(Traducción de Laureano Ramírez)

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