Siempre prefiero trabajar en el estudio. Aísla a las personas de su entorno. En cierto modo, se transforman [...] en símbolos de sí mismas. Con frecuencia tengo la sensación de que vienen a fotografiarse igual que si acudieran a un médico o un adivino: para descubrir cómo son. Así que dependen de mí. Tengo que comprometerlas. De lo contrario, la fotografía no tendría atractivos. La concentración tiene que surgir de mí e involucrarlas a ellas. A veces alcanza tal intensidad que ni se oyen los ruidos del estudio. El tiempo se detiene. Compartimos una intimidad breve e intensa. Pero es gratuita. No tiene pasado [...] ni futuro. Y cuando la sesión ha terminado -cuando se ha fijado la imagen- no queda nada excepto la fotografía [...] la fotografía y una especie de embarazo. Los clientes se van [...] y no los conozco. Apenas he oído qué dijeron. Si una semana más tarde los encuentro en cualquier parte, creo que no me reconocerán. Porque es como si en verdad yo no hubiera estado allí. Al menos, la parte de mí que estaba, está ahora en la fotografía. Y las fotografías tienen para mí una realidad que la gente no tiene. Es a través de la fotografía como las conozco. Quizá forma parte de la naturaleza del fotógrafo. En realidad, nunca estoy implicado. No necesito tener un conocimiento real. Todo es cuestión de meros reconocimientos. RICHARD AVEDON.
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