y llega luego un tiempo en que se arruina,
y en todo pensamiento sufre y llora: [57]
tal la bestia me hacía sin dar tregua,
pues, viniendo hacia mí muy lentamente,
me empujaba hacia allí donde el sol calla. [60]
Mientras que yo bajaba por la cuesta,
se me mostró delante de los ojos
alguien que, en su silencio, creí mudo. [63]
Dante Alighieri, El infierno en "Divina comedia".
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