23 abril, 2011
El retrato de Dorian Gray, Prefacio.
El artista es el creador de las cosas bellas. Revelar el arte y ocultar el artista es la finalidad del arte.
El crítico es quien puede traducir a otra forma o a un nuevo material su impresión de las cosas bellas.
La más elevada, así como las más baja, forma de crítica es un modo de autobiografía.
Los que encuentran intenciones feas en las cosas bellas son corruptos sin encanto. Ésa es su falta.
Los que encuentran intenciones bellas en las cosas bellas son los cultivados. Para éstos hay esperanza.
Existen los elegidos para quienes las cosas bellas significan solo belleza.
No existen tales cosas como libros morales o inmorales. Los libros están bien escritos o están mal escritos. Eso es todo.
La aversión del siglo XIX al realismo es la rabia de Calibán al ver su rostro en el espejo.
La aversión del siglo XIX al romanticismo es la rabia de Calibán al no ver su rostro en el espejo.
La vida moral del hombre forma parte del tema del artista, pero la moralidad del arte consiste en el uso perfecto de un medio imperfecto. Ningún artista desea probar nada. Hasta las cosas que son ciertas pueden probarse.
Ningún artista tiene tendencias éticas. Una tendencia ética en un artista es un imperdonable manierismo de estilo.
Ningún artista es nunca mórbido. El artista puede expresarlo todo.
El pensamiento y el lenguaje son para el artista instrumentos del arte.
El vicio y la virtud son para el artista material para el arte.
Desde el punto de vista de la forma, el modelo de todas las artes es el arte de la música. Desde el punto de vista del sentimiento, la profesión del actor.
Todo arte es a un tiempo superficie y símbolo.
Los que buscan bajo la superficie lo hacen a su propio riesgo.
Los que interpretan los símbolos, lo hacen a su propio riesgo.
Es al espectador, no a la vida, lo que refleja realmente el arte.
La diversidad de opiniones sobre una obra de arte demuestra que la obra es nueva, compleja y vital.
Cuando los críticos difieren, el artista está en armonía consigo mismo.
Podemos perdonar a un hombre por hacer algo útil siempre que no lo admire. La única excusa para hacer algo inútil es que uno lo admire intensamente.
Todo arte es completamente inútil.
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